Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Dolor y sufrimiento en Nietzsche o la crianza del héroe (página 2)



Partes: 1, 2

En Die Geburt der Tragödie Nietzsche se
refiere a lo que él llama "el
conocimiento trágico" (NI 101, c. a.), el cual
consistiría en darse cuenta de que hay un "dolor
primigenio [Urschmerz]" (NI 45) o, también, de que hay "el
uno primigenio [Ur-Eines]" y "su dolor [Schmerz] y
contradicción" (NI 43). Más concretamente,
Nietzsche trata de ilustrar esta metafísica, que es al mismo tiempo nada
menos que una metafísica del dolor, a través de lo
que él considera la figura del mundo griego.
Refiriéndose al "griego apolíneo" nos dice:
"Sí, él tuvo que haberlo atisbado: su existencia
entera, con toda su belleza y su templanza, descansaba sobre un
fundamente oculto de sufrimiento [Leiden] (.)" (NI 40), y tal
atisbo del "sufrimiento" o "dolor"2 primigenios de la existencia
le estaba dado al "griego apolíneo", nos aclara Nietzsche
a continuación, por el "(.) conocimiento
que lo dionisiaco volvía a despertar en él" (NI
40). Esta idea es muy importante. La visión nietzscheana
de Dionisos o de lo dionisiaco es una interpretación muy particular del mismo que
no tiene que ver nada con la visión común de lo
báquico. Lo báquico o dionisiaco no tiene, en
Nietzsche, ninguna relación con un mero y simple gozo,
sino más bien lo contrario. "Lo dionisiaco" es el
término que escoge Nietzsche para el "conocimiento" de
que, de acuerdo con su muy especial metafísica en Die
Geburt der Tragödie, "el ser verdadero, el uno
primigenio" no es otra cosa que "lo eternamente sufriente y
colmado de contradicciones" (NI 38). El término
"dionisiaco" lo aplica igualmente a la "fusión
[Einswerden]" del individuo con
ese "ser primigenio [Ur-sein]" (N5 62), así como para la
expresión del "dolor primigenio" (N5 45).

Así pues, sería a través del momento
"dionisiaco", que "[e]l griego conoció y sintió el
espanto y el horror de la existencia" (NI 35). En esto
vendrían a consistir el "conocimiento trágico" y la
"fusión"
con el "ser primigenio" en su "dolor" igualmente "primigenio".
Por ello, nos aclara Nietzsche a continuación, el griego,
"(.) para simplemente poder vivir,
tuvo que poner delante de sus ojos el producto
onírico de los [dioses] olímpicos." (NI 35). Es
decir:

Los griegos, para poder vivir, (.) a partir del orden del
espanto del mundo de los titanes tuvieron que desarrollar,
mediante el impulso apolíneo a la belleza (.), el mundo de
la alegría de los dioses olímpicos, así como
las rosas surgen del
arbusto espinoso (NI 36).

La construcción "onírica", la de mundo
olímpico "bello", según el principio
"apolíneo", habría sido necesaria para producir una
"transfiguración dulcificante [Verklärung]"
que les hiciese posible a los griegos "soportar la existencia"
(NI 36), soportar la "fusión" dionisiaca con el "uno" o
"ser primigenio" y su "dolor". Con esto se tendría un
"consuelo metafísico" (NI 59) frente al "dolor primigenio"
o el "espanto y el horror de la existencia". Por otra parte, dado
que, consabidamente, ya en las primeras líneas de Die
Geburt der Tragödie, Nietzsche considera al
"arte" como
surgiendo de esta unión o "duplicidad de lo
apolíneo y lo dionisiaco" (NI 26), la construcción
"onírica" o "bella" vendría a dar el segundo
momento del arte y, con ello, la justificación "estética de la existencia". Más
exactamente, en el Versuch Nietzsche se refiere a la tesis
básica de Die Geburt der Tragödie
según la cual "(.) la existencia del mundo está
justificada únicamente como fenómeno
estético" (NI 17). Sólo de una manera
"estética" hay paliativo para el "mundo" en una
"visón eternamente cambiante" de él como
"visión de lo más sufriente, lo más
contradictorio, lo más rico en oposiciones, que solamente
puede ser redimido en la apariencia [bella]" (NI 17). El arte
vendría a ser el único paliativo contra el
conocimiento "inmoral" de que la existencia no es, básica,
o "primigeniamente", nada más que "dolor" y "sufrimiento",
en tanto conocimiento de que "(.) todo lo que surge debe estar
preparado para la muerte
llena de dolor [leidvoller Untergang]" (N5 109).

Es claro que a partir del "conocimiento trágico",
"sabiduría dionisiaca" (NI 67), o como Nietzsche lo llama
también, "concepción del mundo profunda y
pesimista" (NI 73), queda automáticamente condenada de
antemano toda moral que
aspire a la "consonancia terrenal" o la "corrección del
mundo" (NI 115), a "la felicidad terrenal para todos" (N1 117),
es decir, toda moral que toma como su principio a la
"compasión", cuya condena es uno de los temas recurrentes
más importantes de Jenseits von Gut und
Böse.

El cultivo del
sufrimiento

Precisamente en Jenseits von Gut und Böse, el
"pesimismo" nietzscheano encuentra una cierta fórmula
análoga a la de la "justificación estética
de la existencia", a saber, ahora se trata de la
"justificación religiosa" para los "hombre
comunes" (N5 89). En efecto, "[la] religión y la
significación religiosa de la vida le confieren un brillo
solar a tales hombres siempre sufrientes, (.) utilizando y, por
último, sacralizando y justificando el sufrimiento" (N5
80s.). De hecho, a pesar de la crítica
feroz a la que Nietzsche somete a la religión, no puede
más que ver con simpatía la seriedad del dolor
religioso (cfr. N5 66s., 77) y, en especial, la
utilización del sufrimiento. Y esto viene a ser,
paralelamente al rechazo de la compasión, uno de los temas
más importantes en la obra de madurez que ahora nos
ocupa.

Las "ideas modernas" (N5 61) en particular, y toda la ética
tradicional en general, pretenden "(.) eliminar el sufrimiento
(.)" (N5 161, c. a.), a lo que Nietzsche responde: "El cultivo
[Zucht, también crianza, disciplina]
del sufrimiento, del gran sufrimiento –¿acaso no
saben ustedes que sólo este cultivo ha producido hasta
ahora toda mejoría del hombre?" (N5 161, c. a.). A
continuación Nietzsche explica su idea como sigue:

Aquella tensión del alma en el
infortunio, que le cultiva [anzüchtet] su fuerza, su
tremor de cara al gran ir al abismo, su ingeniosidad y
valentía de cara al soportar, resistir, interpretar y
aprovechar el infortunio (.) –¿acaso no le han sido
dadas bajo el sufrimiento, bajo el cultivo del gran sufrimiento?
(N5 161).

Pocas líneas más abajo Nietzsche pasa a la
condena paralela de la compasión:

¿Y vale vuestra compasión para la "criatura
hombre", para aquello que hay en ella que tiene que ser formado,
quebrado, forjado, arrancado, quemado, recocido, purificado
–para aquello que necesariamente tiene que sufrir y debe
sufrir?" (N5 161, cfr. también 81).

En particular, el principal reproche que Nietzsche tiene que
hacer a las "grandes religiones", es que "(.)
tratan de sostener, de mantener en vida todo aquello que pueda
ser mantenido, más aún, toman partido por principio
(.) a favor de los sufrientes (.)" (N5 81s.). La razón
para este reproche está en que con tal toma de partido,
las "(.) religiones
eran una de las fuerzas principales que mantenían al tipo
"hombre" en un nivel inferior –mantenían demasiado
de aquello que debería morir" (N5 82, c. a.). Todo esto no
sería, según Nietzsche, más que "(.)
trabajar en el sostenimiento de todo lo enfermo y sufriente, eso
significa en verdad, [trabajar para] el empeoramiento de la raza
europea (.)" (N5 82, c. a). Claramente,Nietzsche postula un
valor o
sentido catártico muy radical para el sufrimiento, uno de
cuyos momentos sería algo así como una selección
racial de los individuos. De hecho, se trataría,
según Nietzsche de que "(.) la dureza y la astucia
conllevan mejores condiciones para el surgimiento del
espíritu fuerte, independiente (.) que las que da aquella
naturaleza
bondadosa, refinada y complaciente (.) del tomar las cosas
ligeramente (.)" (N5 57), o que las que da la "asistencia que
consiente y sostiene" (N5 82). Por ello, Nietzsche se opone al
ideal de lograr la "seguridad,
carencia de peligro, satisfacción y ligereza de la vida
para cualquiera (.)", es decir, al ideal de tener
"compasión con todo lo sufriente" (N5 61). De acuerdo con
este ideal

(.) se toma al dolor como algo que debe ser eliminado.
Nosotros, los contrarios, quienes hemos abierto la mirada y la
conciencia a la
pregunta de dónde y cómo es que hasta ahora la
planta "hombre" ha crecido más fuerte y más alto,
opinamos, que esto siempre ha sucedido bajo las condiciones
inversas, [opinamos] que para ello la peligrosidad de su
situación ha tenido que crecer primero hasta lo
monstruoso; su ingenio y su capacidad de engaño (.) se han
tenido que desarrollar hasta la fineza y la temeridad bajo una
presión
y una coacción sostenidas; su voluntad vital
[Lebens-Wille] ha tenido que potenciarse hasta una voluntad de
poder [Macht-Wille] incondicionada (N5 61).

Como resulta lógico, entonces, la valoración
tradicional de la compasión debe ser substituida por la
valoración nueva, nietzscheana, de la crueldad: "Tiene que
haber una reeducación respecto de la crueldad (.). Casi
todo aquello que llamamos "cultura
elevada" se basa en la espiritualización y la
profundización de la crueldad (.)" (N5 166, c. a.)
Justamente en este punto, Nietzsche vuelve a uno de los
tópicos de Die Geburt der Tragödie:

Lo que constituye el doloroso placer de la tragedia es la
crueldad; lo que conlleva un efecto gozoso en la así
llamada compasión trágica, y de hecho incluso en lo
sublime y hasta en el tremor más elevado y tierno de la
metafísica, [todo ello] recibe su dulzura
únicamente del añadido ingrediente de crueldad (N5
166).

Pocas líneas más abajo Nietzsche agrega que es
una torpeza suponer que la crueldad tiene sus efectos sólo
"en vista del sufrimiento ajeno; [pues] hay un amplio,
sobradamente amplio, placer en el sufrimiento propio, en el
hacerse sufrir uno mismo (.)" (N5 166), el cual Nietzsche ilustra
precisamente con variados ejemplos tomados del ámbito
religioso (cfr. N5 166).

Es justamente en el contexto de la valoración positiva
del sufrimiento, de la crueldad, que Nietzsche considera al
sufrimiento como un aspecto central de la "afirmación de
la vida". De hecho, las ideas contrarias, en favor de la
compasión y de la eliminación del sufrimiento (y,
dicho sea de paso, del temor, N5 123), son calificadas por
él como la "negación efectiva, real, de la vida"
(N5 137). La lógica
de tal revaloración es bastante clara, pues según
vimos, sólo el sufrimiento, la dureza, la crueldad, etc.,
dan "las condiciones" bajo las cuales se tiene lo que se llama
"cultura elevada", las condiciones bajo las cuales "la planta
hombre ha crecido más fuerte y más alto". Por lo
contrario, según Nietzsche, todo aquello que implique
"satisfacción, ligereza de la vida", etc., tiene el efecto
negativo de algo que "degenera" (N5 138), que produce "en
promedio, un hombre más débil" (N5 120, cfr.
también 82), de acuerdo con el "gusto debilucho y
afeminado de un siglo democrático" (N5 142), su siglo, un
siglo emparentado con lo "soñador, idealista, femenino,
hermafrodita (.) un siglo muy conciliador" (N5 143). Pero
según Nietzsche no se trataría solamente del siglo
xix, sino de que "(.) durante dieciocho siglos en Europa ha
dominado la voluntad de hacer del hombre un aborto sublime
(.)" (N5 83, c. a.), voluntad que habría producido "esta
degeneración y deformación casi arbitraria que
viene a ser el europeo cristiano (.)" (N5 83). Así pues,
la crítica al cristianismo
no es báquica ("dionisiaca") o sensualista, sino por la
valoración cristiana de la compasión, según
él, degenerante de la "raza europea".

En contra de ello, Nietzsche estaría tratando de oponer
a la "debilidad de la voluntad" el ideal "la fuerza de la
voluntad" (N5 146), en particular, se trataría del ideal
de una "voluntad realmente dominante y ambiciosa de dominio" (N5
167), que de hecho viene a coincidir con lo que él llama
la "hombría temeraria" (N5 141) la cual, nos aclara
Nietzsche exactamente a continuación, "(.) es la
más cercanamente emparentada con el genio guerrero
y conquistador (.)" (N5 141). En particular se expresaría
aquí la oposición entre el "espíritu
industrial", por un lado, y el "espíritu militar y
aristocrático", por otro (N5 176).

El héroe
trágico y el guerrero

La personalidad
dura que queda delineada de acuerdo con el sentido del
sufrimiento postulado por Nietzsche, personalidad criada en
realidad a través de la "crianza" (Zucht, cfr. 214) que
implica el sufrimiento, refleja directamente el ideal del
héroe bélico, de hecho Nietzsche se refiere a "[u]n
tipo con (.) características muy fuertes, una clase de
hombres guerreros, astutamente silenciosos, compactos y cerrados"
(N5 215), los cuales "quiere[n] la dureza" (N5 215) y
están "en lucha constante con condiciones permanentemente
desfavorables" (N5 215).

Nietzsche concibe este hombre especial como una
"afirmación de la vida", y aquí hay que explicar el
goce o disfrute que habría en dicha "afirmación"
bajo los presupuestos
del modelo
nietzscheano. Para ello podemos, por un lado, recordar el
tópico nietzscheano en Die Geburt der
Tragödie, según el cual en la "tragedia
ática" se conjugan el "conocimiento trágico" acerca
del "espanto y el horror de la existencia", así como la
"fusión" con el "ser primigenio" y su "dolor" igualmente
"primigenios", con la "transfiguración dulcificante"
(Verklärung) de dichos "conocimiento" y
"fusión" lograda mediante "imágenes
bellas". Gracias a ello encontramos placer en la "muerte" y no
en la "victoria" del "héroe en lucha" (N1 134, 151) y, en
general, mediante tal "transformación dulcificadora" se
conjugan "la vida, el sufrimiento y el placer" un "éxtasis
sublime" (N1 132), al paso en el que se nos "(.) narra acerca de
las madres de la existencia: la locura, la voluntad y el dolor
[Wehe]" (NI 132). En esta dualidad se presentaría el
fenómeno básico de la experiencia estética
de la tragedia en tanto una dualidad "sublime" de "horror" y de
"goce" en ese mismo horror (NI 57, 142). De hecho, tal dualidad
de horror y goce vendría a ser la manifestación
concreta de la ya mencionada "justificación
estética de la existencia". Así quedaría
afirmada la vida a pesar del "sufrimiento primigenio" y,
nótese bien, sin que éste sea olvidado ya que la
tragedia "como un todo" tiene un "(.) efecto que queda más
allá de todos los efectos artísticos
apolíneos. En el efecto total de la tragedia se da la
preeminencia de lo dionisiaco (.)" (N1 139), es decir, prevalecen
tanto el "conocimiento" acerca del sufrimiento, del "espanto y el
horror de la existencia", como la "fusión" con el "dolor
primigenio". Esto es lo que podríamos llamar una
afirmación "dionisiaca" de la vida en términos
nietzscheanos, en los que el dolor tiene un papel indispensable
en el efecto "sublime" (NI 57, c. a.) de la destrucción o
muerte del "héroe trágico", el cual "(.)
básicamente no es más que símil de los
hechos de carácter más universal" (N1 136), es
decir, del "dolor y la contradicción" del "ser
primigenio". Lo fundamental es que aquí, que con el efecto
de la tragedia se trataría del "placer más alto al
cual el camino conduce a través de la muerte y la
negación" (NI 135), es decir, del dolor. Todo lo cual
tiene un sentido metafísico profundo, ya que tal efecto de
la tragedia permite "(.) atisbar la alegría primigenia
[Urfreude] en el seno del uno primigenio (.) a través de
[la] aniquilación." (NI 141).

Por otra parte, podemos recurrir brevemente a la siguiente
obra de madurez, Zur Genealogie der Moral (Sobre la
genealogía de la moral,
1887). Ahí, en el famoso parágrafo 11 del primer
tratado, en el que Nietzsche se refiere a la "bestia rubia", de
hecho se refiere no sólo a esta "bestia", sino al ya
mencionado "tipo" o "clase de hombres guerreros" en general. Se
trataría, en efecto, de un tipo de hombres que

(.) hacia fuera, donde comienza lo extraño, no son
mucho mejores que animales
pedradores sueltos. Ahí disfrutan la liberación de
toda coacción social, (.) regresan a la inocencia de la
conciencia del animal pedratorio, como monstruos jubilosos, los
que, tal vez, se marchan, después de una atroz serie de
asesinatos, incendios,
violaciones y torturas, con alegría desbordante y equilibrio del
alma, como si sólo se hubiese tratado de una broma de
estudiantes, convencidos de que ahora sí, lo poetas
tendrán durante mucho tiempo algo para poder cantar y
honrar nuevamente. En el fundamento de todas estas razas nobles
no se puede desconocer al animal pedratorio, [a saber] la bestia
rubia, la cual, magnificente y lascivamente vagabundea en busca
de presas y de victoria (.)" (N5 275, c. a.).

Pocas líneas más abajo aparece la muy especial
concepción nietzscheana de la "afirmación de la
vida" que habría en todo esto. Se trata, en efecto de

[e]ste "arrojo" de la razas nobles, loco, absurdo, repentino,
como de hecho se exterioriza, de su incalculabilidad, de la
imposibilidad misma de sus empresas (.), de
su indiferencia y de su desprecio de la seguridad, el cuerpo, la
vida, el bienestar; de su alegría espantosa y de su
profundo disfrute en toda destrucción, en todas las
delicias de la victoria y de la crueldad (.)" (N5 275).

El propio Nietzsche culmina este parágrafo famoso con
la idea de la muy especial "afirmación de la vida" que,
según él, está encerrada en todo esto,
sólo que describe dicha afirmación partiendo del
caso negativo. Es decir, en la medida en que, nos dice, en Europa
la "cultura" ha hecho retroceder a la "bestia rubia", en esa
medida, hay una "saturación con los deformes, enfermizos,
cansados, agotados (.), con los que Europa comienza a apestar
(.)" (N5 277), y el verdadero hombre debe sentirse, en
relación con ellos, "como algo por lo menos relativamente
logrado, por lo menos todavía capaz de vivir, por lo menos
como aquel que dice sí a la vida ." (N5 277). Ésta
es la trasformación de la figura la de la
"sabiduría dionisiaca" en Die Geburt der
Tragödie: en vez de la mera "fusión" con el
"uno primigenio" y su "dolor", ahora se trata de afrontar el
sufrimiento en la confrontación y gozar, ya no mediante la
belleza apolínea, sino en la destrucción, crueldad
y la victoria. En todo caso, se mantiene el modelo básico
de la dualidad de sufrimiento o dolor, por un lado, y
alegría en ellos mismos, a saber, ya sea como el goce en
la destrucción del héroe trágico así
como en la "fusión" con el "dolor" del "uno primigenio", o
bien como la alegría del guerrero que se goza en su propio
peligro, en su propia crueldad y en la destrucción que
provoca. En todo esto queda eliminada cualquier idea de una
afirmación dionisiaca de la vida en el sentido
báquico común, de hecho, incluso en el mero sentido
"moderno" o "democrático", de simple seguridad y
bienestar, por no hablar ya enfáticamente de la
"felicidad" (Glück) o del "disfrute" (Vergnügen) (N5
146).

Conclusión

Para terminar este esbozo de la metafísica nietzscheana
del dolor y el sufrimiento, conviene resaltar de una manera
más precisa una interesante conexión formal entre
la teoría
del sufrimiento ofrecida en la obra primeriza Die Geburt der
Tragödie, por un lado, y en la obra de madurez
Jenseits von Gut und Böse, por el otro.

Un aspecto común a ambas teorías
es la idea de la "obra de arte" o de la "transformación
artística". En Die Geburt, Nietzsche desarrolla la idea de
que en la medida en la que el individuo se "fusiona" con el "uno
primigenio" en su "dolor", ayudado en tal empresa por el
"impulso" apolíneo (cfr. NI 82) a la belleza propio de la
"tragedia griega", en esa medida, el individuo mismo pasa a ser
"obra de arte". Nietzsche dice: "El hombre (.)
no es artista, [sino que] se ha convertido en obra de arte" (NI
30), o bien:

(.) podemos asumir de nosotros mismos que (.) tenemos nuestra
dignidad
más elevada en el significado de obras de arte –pues
sólo en tanto fenómeno estético están
la existencia y el mundo justificados eternamente (N5 47, c.
a.).3

En Jenseits Nietzsche considera la "crianza y
selección" producidas por el dolor y la crueldad, "por las
condiciones desfavorables" (N5 214, c. a.) en general, como una
"formación" o transformación de tipo
artístico. Nietzsche dice, por un lado, que se trata de
"(.) preparar al hombre para grandes retos e intentos totales de
crianza y selección [Zucht und Züchtung] (.)" (N5
126). Por otro lado, en el contexto ya señalado en el que
critica el que "(.) durante dieciocho siglos en Europa ha
dominado la voluntad de hacer del hombre un aborto sublime (.)",
voluntad que habría producido "esta degeneración y
deformación casi arbitraria que viene a ser el europeo
cristiano (.)", precisamente, en este contexto, Nietzsche agrega:
"el cristianismo ha sido hasta ahora la manera más funesta
de autodispensa, [para] que los hombres no sean ni lo
suficientemente fuertes ni lo suficientemente elevados para, como
artistas, poder formar al hombre (.)" (N5 83, c. a.). Se
trataría de que precisamente en la "moral cristiano
europea" (N5 127) recaería la responsabilidad de haber obstaculizado
decididamente el "(.) criar [züchten] en el hombre (.) todo
aquello que todavía podría [ser criado] (.)" (N5
127). La "crianza y la selección" mediante el sufrimiento
son entendidas aquí como "formación" en un sentido
artístico. Recuérdese, en efecto, la queja de que
es la compasión lo que ha evitado que en el hombre se haya
"(.) formado, quebrado, forjado, arrancado, quemado, recocido,
purificado (.) aquello que necesariamente tiene que sufrir y debe
sufrir (.)" (N5 161), y esto, precisamente, mediante "[e]l
cultivo [Zucht, también crianza, disciplina] del
sufrimiento, del gran sufrimiento (.)" (N5 161).

En resumen, el dolor y el sufrimiento adquieren su sentido o
dignidad metafísica en la medida en la que o bien
convierten al hombre en "obra de arte", o bien son el aspecto
principal de la "crianza" o "selección" del hombre,
entendida ésta como "formación artística".
La fusión con el uno primordial a través de la
compasión con el héroe trágico, así
como la crianza del héroe bélico o de una raza
guerrera son, ambas, posibilitadas por el dolor. Tal es el
sentido metafísico o la dignidad subyacente en la
necesidad del hecho bruto del dolor y del sufrimiento.

Bibliografía y
abreviaturas

NI = Nietzsche, F., Sämtliche Werke, Band 1,
Berlín, 1980.

N5 = Nietzsche, F., Sämtliche Werke, Band 5,
Berlín, 1980.

c. a. = cursivas del autor del texto
citado

Notas

1 Las aclaraciones entre corchetes dentro de una cita son
nuestras.

2 Nietzsche utiliza las palabras alemanas Schmerz o Wehe
(dolor) y Leiden (sufrimiento) sin hacer ninguna
distinción notable entre ellas.

3 Los subrayados en una cita son nuestros, siendo motivados
por el hecho de que en la cita en cuestión ya hay
subrayados del autor del texto citado.

ALberto J. L. Carrillo Canán es profesor de la
Maestría en Estética de la Facultad de Filosofía y Letras-BUAP.

Publicado en Elementos No. 46, Vol. 9, Junio – Agosto, 2002,
Página 25

 

 

 

Autor:

Alberto J. L. Carrillo
Canán      

Website: www.carrillocanan.org

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter